Las personas egoístas son esclavas de sí
mismas. Viven tan centradas en ellas que se olvidan de los demás y de sus
necesidades, sólo piensan en sí mismas, en cómo satisfacer sus deseos y en cómo
lograr sus objetivos.
1. ¿Qué es el
egoísmo?
La Real
Academia Española de la Lengua define el egoísmo como un inmoderado y
excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio
interés, sin cuidarse del de los demás.
Podríamos definirlo, por tanto, como
una forma de ser y de actuar centrada en uno mismo, en las propias necesidades y
deseos y que carece de interés por los demás, por su mundo, sus sentimienmtos o
sus necesidades.
El egoísmo nos lleva a querer todo para uno mismo con independencia de
los intereses ajenos.
A estas
personas no le interesa ser consciente de las necesidades ajenas y, en el caso
de serlo, daría igual porque no se preocuparían por ellas.
2 Egoísmo y
educación
Es frecuente
que estas personas hayan recibido en su infancia una educación
excesivamente estricta y crítica, o bien una educación con
escasas atenciones y cuidados, o que hayan tenido unos padres
egoístas que han transmitido a sus hijos su forma de vivir y entender
la vida, pensando exclusivamente en ellos mismos y en sus propios intereses sin
tener en cuenta a los demás.
Esto
no significa que todas las personas que hayan recibido este tipo de educación
sean egoístas, sino que los predispone más a este tipo de carácter.
La mayoría de los padres
tratan de educar a sus hijos enseñándoles a ser honestos, complacientes, justos,
responsables, etc. Esto es algo positivo pero se desvirtúa y se
convierte en una actitud egoísta cuando se realiza en beneficio propio en vez de
por razones que no sean del propio interés, como querer sentirnos bien con
nosotros mismos o porque nos resulta gratificante.
Otra actitud que se torna egoísta y que
está muy extendida en nuestra sociedad es cuando pensamos según la siguiente
expresión: "no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti porque si
no, probablemente te lo harán". En este sentido tratar bien a los demás o
preocuparnos por ellos es por temor y no por verdadero interés.
3. Características de las personas
egoístas
Son
personas que encuentran gran satisfacción en su forma de ser y
actuar, están tan pendientes de sí mismos que se olvidan del prójimo.
Son arrogantes, se dan excesiva importancia y no tienen en cuenta
las opiniones ni puntos de vista de los demás.
Son pretenciosos, pretenden destacar por encima de todos y desean ocupar siempre un lugar
destacado. Cuando algo sale mal tienden a culpar a los demás,
convenciéndose a sí mismos de que el error ha sido del otro. De esta forma
refuerzan su propio ego al observar, según ellos, la equivocación de la otra
persona.
Sólo les
interesa sus propios objetivos y si para ello tienen que utilizar al
prójimo en su propio beneficio, no dudarán en hacerlo. Actúan exclusivamente
pensando en su propio interés.
No piensan en la posibilidad de prestar ayuda a los demás y
tranquilizan su conciencia pensando que nadie le ayudaría a ellos en situaciones
similares o en los momentos difíciles.
Son personas
frías, no transmiten afectos. Son exigentes. Exigen
que los demás les traten con respeto y consideración, y a pesar de que este
trato sería normal, el egoísta considera que él se lo merece en grado sumo.
Considera que quienes le rodean deben valorar y reconocer sus méritos.
4. Reflexiones sobre
el
egoísmo
Es muy
importante que tengamos en cuenta que el egoísmo es
destructivo y que acaba con lo mejor de cada persona. Si somos
egoístas nos olvidamos de practicar virtudes como la humildad, generosidad,
empatía, comprensión, etc.
El
egoísmo nos convierte en seres hostiles y desagradables a los
demás. Cuando somos dominados por el egoísmo vemos los errores y las
limitaciones de los demás y justificamos los nuestros. Somos injustos
con los demás</B> y no reconocemos que nuestra actitud no es la adecuada.
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