Prision por sus ruidosas relaciones sexuales
Una cuadragenaria británica fue
condenada el viernes en Newcastle (noreste de Inglaterra) a ocho semanas de
prisión en suspenso durante un año por haber infringido la ordenanza que la
obligaba a mantener a un nivel tolerable el volumen de sus relaciones sexuales
Caroline Cartwright, de 48 años, recibió primero una advertencia por exceso de
ruido y ésta se convirtió rápidamente en una orden de conducta antisocial por
incumplimiento.
La mujer perdió en noviembre un recurso para que se anulara esta
orden, que también infringió con frecuencia. "He escuchado una corta grabación
del ruido que usted hace y entiendo perfectamente que sus vecinos estén
contrariados y perturbados", declaró al dictar su sentencia la jueza Beatrice
Bolton. "Además, está muy claro (...) que no hace usted ningún esfuerzo para
callarse", agregó. La jueza argumentó que le infligía una "pena de prisión para
disuadirla". "Y si comete usted nuevas infracciones de esta naturaleza, su pena
será validada y tendrá que cumplirla", advirtió.
Algunos testigos denunciaron
ruidos "sobrenaturales" que hacían pensar que estaban "asesinando" a alguien y
que se superponían al ruido de las televisiones vecinas. La mujer, que se
encuentra en paro, alegó en su defensa la legislación británica en materia de
derechos humanos que asegura "respeto de la vida privada y de una vida
familiar". En una audiencia previa, la mujer explicó que no lograba bajar el
volumen de sus gritos cuando mantenía relaciones sexuales con su marido. Un
sonómetro instalado en un apartamento vecino midió hasta 47 decibelios.
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