Dolor
de cabeza, tensión nerviosa, ansiedad, insomnio, decaimiento y aparente estrés
al regreso de un periodo estival son los síntomas del llamado “síndrome
postvacacional”. Esta apatía exagerada al regresar a la vida laboral ocurre sobre
todo cuando los intervalos de desconexión del trabajo son largos y cuando
aumenta la intensidad de la convivencia familiar durante dos o más semanas.
Suele afectar a personas de entre 25 y 40 años y 50 y 60 etc. El rendimiento de
los trabajadores disminuye durante las semanas posteriores a la reincorporación
a la vida laboral. No obstante, los expertos afirman que no es una enfermedad, y
que no se puede hablar propiamente de “síndrome postvacacional”, y mucho menos de
“depresión postvacacional”. La vuelta al trabajo después de las vacaciones es,
simplemente, una dificultad más de la vida que requiere adaptarse a una realidad
que no siempre concuerda con las expectativas. En cualquier caso, para evitarlo
o minimizarlo, los especialistas recomiendan mantener una actitud positiva,
dedicar tiempo para el ocio diario, incorporarse a la rutina laboral de forma
paulatina, y, en caso de poder hacerlo, dividir las vacaciones en
dos.
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