viernes, 6 de septiembre de 2019

Recién Jubilado


La gente joven me pregunta a menudo qué hago diariamente, ahora que estoy jubilado.
Pues bien, por ejemplo, el otro día fui a Pamplona al centro de la ciudad y entré a una farmacia a comprar unas pastillas para el dolor de cabeza, sin tardar en la gestión ni cinco minutos.
Cuando salí, un policía estaba rellenando una multa por estacionamiento prohibido. Rápidamente me acerqué a él y le dije:
-¡Señor, por favor, no he tardado ni cinco minutos...! Sería muy humano de su parte si hiciera un pequeño gesto para con un Jubilado.
No le importaron mis palabras y continuó rellenando la multa. La verdad es que empecé a exagerar un poco cuando le dije:
-Señor, usted no tiene alma: usted es un sinvergüenza...!
Me miró con cinismo y empezó a rellenar otra multa de infracción alegando que, además, el vehículo no llevaba la pegatina de la ITV... Entonces levanté la voz para decirle:
-Usted es un idiota, no entiendo como alguien así de tarado puede ser policía...
Él acabó con la segunda multa, la puso debajo del limpiaparabrisas y elaboró una nueva multa por irrespeto a la autoridad... No me amilané y continué vociferando e insultándolo durante unos 15 minutos; diciéndole de todo: desde tonto hasta yo que se..... o sea de todo.
El policía a cada insulto mío respondía con una nueva multa. Con cada multa que me ponía, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza.
Después de la varias infracciones, me cansé y le dije:
-Bien señor policía, lo tengo que dejar, porque como no tengo coche, debo ir a tomar la villavesa para irme a casa... Fue un placer charlar con usted...!
A mi edad, es importante hacer algo para no aburrirme!


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